Renegade´s Diary

Tuesday, July 08, 2008

Flags of our Fathers: espectáculo e intimismo

Hace pocos días tuve el inevitable impulso de volver a ver dos obras maestras que ya tuve en su momento la oportunidad de ver en el cine. Si ya en su primer visionado me parecieron dos películas sobresalientes, en un segundo visionado más calmado y reflexivo no hago más que redescubrir un valor cinematográfico y artístico incalculable en ambos films. Hablo del díptico sobre la batalla de Iwo Jima que el grandísimo director Clint Eastwood bajo la producción de Spielberg hizo hace ya un par de años. Ahora voy a compartir con vosotros la experiencia del segundo visionado empezando con la película dedicada al lado americano, Flags of Our Fathers.

Flags of Our Fathers es ante todo una película a la vez intimista y espectacular. Y eso, seguramente, es fruto de la colaboración entre Clint Eastwood(éste aportando el lado intimista) y Steven Spielberg(éste el espectacular). La película narra las consecuencias de los hombres que fueron fotografiados mientras izaban la bandera estadounidense en la isla de Iwo Jima, foto que por así decirlo(y se menciona varias veces en el film) "ganó la guerra". Así se narra la historia de tres soldados, que ni siquira izaron la bandera original, si no que izaron un repuesto que los llevaría de vuelta a Estados Unidos para ser utilizados como propaganda de guerra, es decir, para vender bonos.


Con ojo crítico, Eastwood desnuda la patraña que supuso la foto; que trataba a los soldados como héroes cuando ellos no se consideraban más que personas normales y lo único que querían era ayudar a sus compañeros en la isla. La película muestra a hombres vulnerables y huye del patriotismo barato, lo cual en una película bélica americana no suele ser muy habitual. Simplemente muestra la historia de unos soldados que cumplieron con su deber y lo único que querían era volver a casa sanos y salvos, con todos sus compañeros. Pero los soldados protagonistas de esta historia no fueron capaces de superar el trauma que supuso abandonar a sus compañeros.

Por eso esta película saca todo lo mejor de Eastwood. El género bélico siempre tiende a la epicidad y a la espectacularidad, pero Eastwood consigue darle un tono intimista y minimalista. Consigue contar una historia normal, una historia de sentimientos y de personas. Es sin duda una película coral, en la que todos los personajes tienen su importancia y todos respiran, sufren y en definitiva los sentimos vivir. Desde mi punto de vista ese es un gran logro de Eastwood, teñir una historia bélica de tanto lirismo, de tanto sentimiento y de tanta humanidad. No sólo me refiero al apartado de la trama y del guión, cosa que no depende directamente de Eastwood, si no al apartado visual, cosa que muy poca gente valora.

Eastwood es un director clásico, y dentro de ese clasicismo innova lo necesario. Así, destaca la estructuración del film, que con acierto construye una especie de caja rusa. Es decir, la historia está envuelta en el momento presente, y dentro de él se encuentran flashbacks que a su vez muestran más flashbacks. De esta forma Eastwood hace participar al espectador dándole la justa información, la necesaria para que construya él mismo la historia y saque sus conclusiones. Y sobre todo para que se identifique con la historia y participe de ella, incluso para hacerlo sentir. Y ese es un gran acierto de Eastwood, que con una brillante puesta en escena, planteamiento y estructuración no trata al espectador de idiota, como sí hacen muchos films modernos.

Además de esto, Eastwood muestra mucha mano izquierda tanto a nivel de composición como con movimientos de cámara y sobre todo algo muy importante propio del cine que muy pocos cineastas tienen en cuenta hoy en día: el poder de sugestión, la magia de sugerir con imágenes. De esta forma, Eastwood enlaza flashbacks con detalles que sugieren diferentes sentimientos de los personajes. El poder visual de Eastwood es tan grande que en cada imagen se percibe un profundo lirismo, un gran sentimiento que no abunda demasiado hoy en día. Eastwood demuestra ante todo elegancia y buen pulso en la dirección, con planos firmes y largos que no corta hasta que realmente es necesario(lejos de los montajes videocliperos de hoy en día).

Otro aspecto a destacar es la función de los personajes. Se podría decir que es una película coral, todos los personajes tienen su importancia, todos los soldados aportan algo a la historia hasta desencadenar en un precioso final que los muestra como lo que eran: compañeros y amigos. Bajo mi punto de vista destaca sobre todos ellos Ira, el soldado indio torturado por la farsa que está viviendo. Un personaje profundo, con un trágico final y una triste historia. Este personaje regala un par de escenas que sin duda son lo más sobrecogedor del film.


Por último, a nivel técnico, es evidente que la mano de Spielberg influyó a Eastwood en el desembarco de la isla de Iwo. Las escenas de acción recuerdan mucho a "Salvar al Soldado Ryan", aunque no llegan a ser clónicas. Destaca en esta película el uso del suspense, cosa no muy habitual en una película bélica en la que se muestran escenas de combate. Lo más destacable de este aspecto es que queramos o no esta película es una superproducción, pero Eastwood consigue llevarla a su terreno haciendo que sea mucho más que eso. Una bella fotografía, una impecable labor de producción, una enorme dirección, un intimismo y sentimiento inigualables...Todo esto hace de Flags of Our Fathers una brillante película.

Este film confirma a Eastwood como uno de los mejores directores actuales y hace que pensemos que gracias a Dios el cine no está muerto a pesar de estar muy contaminado por los blockbusters,los remakes,las secuelas y las películas videocliperas. Bravo Clint por hacernos disfrutar y reflexionar con un cine inteligente.