Renegade´s Diary

Friday, May 29, 2009

De reflexiones Sanjuaneras y otras lides

Recientemente ha llegado a mis oídos la esperada noticia de que la fiesta de San Juan, fiesta tradicional que abre el verano oficialmente, será estrictamente vigilada y casi que prohibida (a nivel de alcohol, para entendernos) en las playas de Playa América y Panxón donde tantas y tantas veces se ha celebrado a lo largo de estos años. Digo que dicha noticia es esperada debido a los acontecimientos que de unos años hasta entonces han tenido lugar en la mencionada fiesta. Y ahora yo, que curiosamente hoy me paseaba por ambas playas, voy a exponer mi reflexión sobre este espinoso y polémico tema que tantas ampollas levanta inevitablemente.

Como "nigranense" o "nigranés" (escójase el que más guste) me siento muy sensibilizado por este tema y me encuentro en una especie de paradoja que me trae de cabeza desde que me enteré de esta noticia. En primer lugar, disfruto como el que más de las fiestas de San Juan en Panxón y, como tantos otros, hice botellón y me cogí alguna que otra moña en más de una ocasión y no me arrepiento ni mucho menos de ello. No me arrepiento, básicamente, porque sé que no hice nada malo ni perjudiqué a nadie. Siempre que bebí en la playa fui respetuoso con los demás y con la propia playa y recogí todo lo que sembré. Mi estado era dudoso, pero no por ello dejé de pensar y mis neuronas, aunque haciendo un gran esfuerzo; siguieron funcionando para llevarme por el camino correcto. ¿Con esto qué quiero decir? Pues que no me siento identificado con el 70 por ciento de las 60000 personas que allí se dieron cita a lo largo de una noche tan señalada en los últimos años. La mayoría utilizan como pretexto la noche de San Juan para emborracharse sin más y comportarse como energúmenos. Y no, eso no lo consiento.

San Juan es algo más que emborracharse (que si lo haces respetando a los demás está muy bien, no me malinterpreten), San Juan es una noche mágica en la que compartir un precioso paisaje al lado del mar, compartir sonrisas y recuerdos, compartir brindis y abrir un buen verano que nos traiga más buenos momentos para hablar de ellos en el San Juan siguiente. San Juan, sin embargo, no es emborracharse porque sí, no es romper postes, no es hacer hogueras sin ningún tipo de control, no es pegar a gente, no es dejar la playa llena de cristales y en definitiva San Juan no es molestar al prógimo (y no me refiero a molestar solamente durante la noche, si no molestar al que vaya a pasear días después por estas bonitas playas). Deberíamos tener claras esas diferencias, y a partir de ahí que cada uno saque sus conclusiones y decida lo que debe y no debe hacer. O más bien lo que puede y no puede.

Pero, en mi opinión, el problema no solamente radica en que la multitud de personas que se aventuran hacia Panxón durante esa noche cual caballeros de la mesa cuadrada en busca de la justicia de la botella del alcohol más fuerte. No. El problema comprende muchas más aristas y matices, muchas más encrucijadas empezando por la falta de efectivos policiales, seguridad y vigilancia. Se sabía que se estaban recuperando unas dunas para mejorar el aspecto de las playas. Y bien, ¿por qué dichas dunas, dichos precintos, dichos postes; no fueron debidamente vigilados? Además de las dunas...¿Por qué no se extreman las precauciones y la seguridad en una noche en la que cerca de 60000 personas comparten alcohol y otras sustancias en busca de una intoxicación bastante peligrosa? Ahí radica también parte del problema y el que no lo quiera ver que no lo vea. Es evidente que los principales culpables son los causantes de los percances y los destrozos, pero también es evidente que debería ponérsele freno a ello mucho antes. Porque, señores, llevamos años celebrando esta fiesta de esta forma y era algo que se veía venir.

En fin, yo me hayo en una tremenda paradoja: No quiero que se prohíba esta fiesta ni el hecho de consumir bebidas alcóholicas en la playa ya que, qué cojones, me joden una buena noche. Pero pensándolo fríamente...Nos lo merecemos. Nos lo merecemos una por provocar esto y dos por no ponerle una solución cuando había que ponérsela. Y prefiero que se prohíba esta fiesta y se ahorren todos esos percances porque al fin y al cabo hablamos de una noche que me puede estropear la playa que visito todo el año para pasear. Y eso, sinceramente, a mi no me hace ni pizca de gracia.

Saturday, May 16, 2009

"Por aquellas lágrimas sobre el césped"

Cuando, hace un puñado de días, el F. C. Barcelona se hacía con su vigesimoquinta Copa del Rey, no pude contener mi alegría por cierto jugador que afortunadamente limita en dicho club. Es portero, luce su trenza orgulloso y tiempo ha nos dio más de una alegría futbolística a los muchos celtistas que ahora pasamos malos momentos.

José Manuel Pinto, un tipo carismático y que se hace querer, a base de trabajo y constancia consiguió llegar a un triunfo personal con esta Copa en la que ha dispotado todos los partidos de titular siendo decisivo en semifinales. Al materializarse el título, un servidor pensó en que ésa era la Copa del celtismo, la que años atrás nos había sido arrebatada desgraciadamente. El hecho de que Pinto esté en el Barcelona y que haya ganado la Copa del Rey me hizo pensar en todos los celtistas y no dudé en que este gran portero se acordaría de nosotros sin que nadie se lo pidiese o lo forzase a ello. Y así fue, durante las clásicas dedicatorias que cada jugador hace al conseguir un título, Pinto dijo lo siguiente:

"También le quiero dedicar este título a los aficionados del Celta, a los que vi llorar en la final que perdimos en Sevilla contra el Zaragoza"

Gracias, capitán, te lo mereces.